Suntaxi et al. / Pronóstico de la demanda en energía y potencia del Sistema Eléctrico Quito
potencia del sistema [5]. En función de los objetivos
planteados se consideran tres tipos de variables con
relación a la demanda del SEQ, estas son: potencia,
suministro y facturación por grupo de consumo.
La potencia se define como la cantidad de energía
entregada o absorbida por un elemento en un instante de
tiempo [6]. Esta variable cuenta con registros mensuales
comprendidos en el periodo de enero de 1983 a
diciembre de 2016. Esta variable es tomada en el instante
en que se registra el mayor nivel de demanda en potencia
del SEQ. Con relación a la demanda en energía, se han
considerado dos tipos de variables: suministro y
facturación de energía eléctrica. En el primer caso, el
suministro es la cantidad de energía eléctrica entregada
al usuario final. Esta variable cuenta con registros
mensuales que van desde enero de 1983 hasta diciembre
de 2016. Por otro lado, la facturación es la cantidad de
energía eléctrica que es consumida por los usuarios
finales. Para esta variable se dispone de registros anuales
que comprenden el periodo de 1966 a 2016 y los datos
se encuentran agrupados por sectores de consumo, estos
son: residencial, comercial, industrial y otros.
2.2. Metodología
En [7] se menciona que la mayor parte de variables
económicas exhiben tendencias, cambios estructurales o
variaciones estacionales. Con el objetivo de modelar
estos comportamientos, Box y Jenkins (1976)
desarrollaron los modelos autorregresivos integrados de
medias móviles (ARIMA) para encontrar a través de una
metodología secuencial e iterativa el mejor ajuste para
los datos de series de tiempo no estacionarias. En el caso
de series con raíces unitarias estacionales la metodología
se extiende a SARIMA (p, d, q) (P, D, Q)s. Las
especificaciones de los modelos ARIMA y SARIMA en
función del operador de rezagos son, respectivamente:
𝜙
𝑝
(
𝐵
)(
1 − 𝐵
)
𝑑
𝑌
𝑡
= 𝜃
𝑞
(
𝐵
)
𝜀
𝑡
(1)
𝜙
𝑝
(
𝐵
)
Φ
𝑃
(
𝐵
)(
1 − 𝐵
)
𝑑
(
1 − 𝐵
𝑠
)
𝐷
𝑌
𝑡
= (2)
𝜃
𝑞
(
𝐵
)
Θ
𝑄
(
𝐵
𝑠
)
𝜀
𝑡
Donde: 𝜙
𝑝
(
𝐵
)
𝑦 𝜃
𝑞
(
𝐵
)
son los polinomios de
retardos asociados a la parte autorregresiva y de media
móvil, respectivamente.
(
1 − 𝐵
)
𝑑
𝑌
𝑡
representa la d-
ésima diferencia de 𝑌
𝑡
. Los subíndices p y q denotan el
número de términos autorregresivos y de media móvil
especificados en el modelo ARIMA (p, d, q). los
polinomios Φ
𝑃
(
𝐵
)
y Θ
𝑄
(
𝐵
)
son los polinomios de
retardos asociados a la parte estacional autorregresiva y
de media móvil, respectivamente. Los subíndices P y Q
denotan el número de términos autorregresivos y de
media móvil de la parte estacional. Además,
(
1 − 𝐵
𝑠
)
𝐷
representa la diferencia de la parte estacional. D y d
representan el orden de las diferencias estacional y
regular, respectivamente. El subíndice s representa el
número de intervalos o periodos regulares temporales de
los datos en un año.
A continuación se describe cinco fases secuenciales
en la metodología, estas son [8]:
Diferenciar la serie en la parte regular y estacional
hasta alcanzar la estacionariedad. En [9] se sugiere que
para determinar el grado de homogeneidad de d, es
necesario observar la distribución de la función de
autocorrelación de la serie. En un proceso SARIMA, es
necesario, además, determinar el grado de
homogeneidad D. Los autores sugieren contrastar la
evidencia gráfica de los correlogramas, las pruebas
estadísticas de Dickey-Fuller y Canova-Hansen para
raíces unitarias regulares y estacionales,
respectivamente.
Identificar uno o más modelo tentativos. En [10]
menciona que las principales herramientas para esta
etapa son: la función de autocorrelación simple (FAS), y
la función de autocorrelación parcial (FAP). En
consecuencia, es posible determinar el orden p, q y P, Q
asociados a la parte regular y estacional,
respectivamente. En un proceso ARIMA (p, d, q),
mientras que en [11] recomienda identificar el
comportamiento y los valores significativos tanto en la
FAS como en la FAP; así por ejemplo, si la serie se
ajusta a un proceso autorregresivo AR(p), la FAS
presentará un decrecimiento exponencial a cero,
mientras que la FAP tendrá picos significativos en todos
los rezagos p. Los valores de la FAP en 𝒌 > 𝒑 caen a
cero abruptamente. Por el contrario, cuando la serie se
ajusta a un proceso de media móvil MA (q) la FAS
presentará picos significativos en todos los rezagos 𝒌 ≤
𝒒 mientras que la FAP presentará palos que decrecen
exponencialmente a cero. Por último, si la serie se ajuste
a un proceso ARMA (p, q) tanto la FAS como la FAP
presentarán un decrecimiento exponencial con picos que
caen abruptamente a cero en 𝒌 > 𝒒 para la FAS y 𝒌 > 𝒑
para la FAP. Cuando se evidencia que la serie presenta
características estacionales, los datos se pueden ajustar a
un proceso SARIMA (p, d, q) (P, D, Q)s. En
consecuencia, es necesario distinguir, además, los
elementos de la parte estacional. La interacción entre la
parte estacional y la parte regular se distingue en los
rezagos s, 2s, 3s, etc. En este sentido, en [12] se
menciona que si la parte regular sigue un proceso de
media móvil los retardos s - 1 y s + 1, 2s - 1 y 2s + 1,
etc., serán significativos. Por otro lado, si la parte regular
se ajusta a un proceso autorregresivo los rezagos
distribuidos a cada lado de los rezagos estacionales
presentarán un decrecimiento exponencial. Si los datos
se ajustan a un proceso estacional autorregresivo
SAR(P), los rezagos s, 2s, 3s, etc., de la FAS decrecerán
exponencialmente, mientras que en la FAP se observará
un corte abrupto en el rezago 𝒌 = 𝑷, con 𝑷 =
𝒔, 𝟐𝒔, 𝟑𝒔, … De igual manera, si los datos se ajustan a un
proceso estacional de media móvil SMA(Q), la FAP
decrecerá exponencialmente, mientras que la FAS
presentará un corte abrupto en el rezago 𝒌 = 𝑸 con Q=
𝒔, 𝟐𝒔, 𝟑𝒔, … En conclusión, el comportamiento de la