Edición No. 21, Issue II, Enero 2025
1. INTRODUCCIÓN
El aumento de la demanda energética en áreas
residenciales urbanas plantea importantes desafíos en
países con infraestructuras energéticas centralizadas. La
expansión urbana acelerada, impulsada por la
urbanización y el crecimiento poblacional, ha
intensificado la presión sobre los sistemas eléctricos, que
en muchos casos ya enfrentan problemas de suministro y
alta dependencia de fuentes centralizadas. Factores como
la construcción intensiva de viviendas, la adopción de
electrodomésticos eficientes en energía y la proliferación
de dispositivos electrónicos aumentan la carga en los
sistemas de energía. Según la Agencia Internacional de
Energía (IEA), el consumo energético mundial en el
sector residencial representa aproximadamente el 20% de
la demanda total de electricidad, y se espera que esta cifra
aumente con el crecimiento de las ciudades [1].
En Ecuador, la urbanización ha avanzado
rápidamente, alcanzando el 64.8% de la población total
en 2023 y con una tasa proyectada de urbanización del
1.62% anual entre 2020 y 2025 [2]. Este contexto genera
densidades poblacionales elevadas y desafíos únicos en
infraestructura eléctrica. Si bien se han realizado
esfuerzos para mejorar la infraestructura centralizada,
muchas regiones continúan dependiendo de una red
central que es vulnerable a eventos externos, como los
fenómenos climáticos extremos (sequías y olas de calor)
que afectan la generación hidroeléctrica [3] y otras
fuentes centralizadas de energía [4]. Dichos eventos
destacan las limitaciones de un modelo basado en la
infraestructura centralizada y revelan la urgencia de
adoptar soluciones energéticas más resilientes y
descentralizadas [5], [6].
Los recursos energéticos distribuidos (DERs, por sus
siglas en inglés) ofrecen una vía prometedora para
mitigar los problemas asociados con la dependencia de
redes centralizadas al facilitar la generación y el
almacenamiento de energía en el sitio de consumo. Entre
estos recursos, la energía solar fotovoltaica y los sistemas
de almacenamiento en baterías han demostrado ser
especialmente efectivos para entornos residenciales, ya
que permiten no solo cubrir una parte significativa de la
demanda, sino también ofrecer flexibilidad para operar
conectados a la red o de forma autónoma [7-10]. La
transición hacia una infraestructura de generación
distribuida no solo se ve favorecida por los avances en
tecnología fotovoltaica y almacenamiento, sino también
por la reducción de costos y las políticas indicadas en el
Plan Maestro de Electricidad [11]. En Ecuador, por
ejemplo, la Regulación Nro. ARCERNNR-001/2021
promueve la generación distribuida en condominios,
subrayando la importancia en diversificar la matriz
energética y fortalecer la seguridad del suministro [12].
A medida que los precios de la tecnología de
almacenamiento y la generación solar continúan
disminuyendo, la adopción de DERs en entornos urbanos
resulta cada vez más viable, permitiendo un mayor grado
de autosuficiencia energética. No obstante, la integración
adecuada de DERs depende de un dimensionamiento
óptimo que maximice el aprovechamiento de los recursos
renovables y minimice los costos operativos. Los
modelos de optimización, como la programación lineal
entera mixta (MILP, por sus siglas en inglés), han
demostrado ser herramientas poderosas para diseñar
sistemas que balancean la generación y el
almacenamiento en función de la demanda real, las
características del entorno y los recursos disponibles. Por
ejemplo, la referencia [13] presenta un enfoque MILP
para diseñar portafolios óptimos de DERs en microredes
multi-energía, destacando la importancia de una
planificación integral. De manera similar, la referencia
[14] analiza el dimensionamiento de DERs en microredes
inteligentes mediante formulaciones MILP, enfatizando
la necesidad de integrar tecnologías distribuidas para
aumentar la flexibilidad del sistema. Por su parte, los
autores en [15] abordan estrategias de optimización
basadas en MILP para comunidades energéticas
renovables, proporcionando soluciones que equilibran
costos y sostenibilidad. Estos trabajos refuerzan la
importancia de los DERs como herramientas clave para
reducir la dependencia de las infraestructuras
centralizadas y promover la autosuficiencia energética.
Este trabajo presenta un modelo de optimización
MILP para determinar el dimensionamiento óptimo de
los DERs en un conjunto residencial urbano, integrando
energía solar fotovoltaica y almacenamiento en baterías.
El modelo está diseñado para operar tanto en conexión a
la red como de manera autónoma, utilizando datos reales
de recursos energéticos, demanda y características de
construcción de un entorno residencial urbano. En línea
con las principales estrategias del Plan Maestro de
Electricidad [11], el modelo aborda la incorporación de
DERs como elementos clave para mejorar la resiliencia y
flexibilidad del sistema eléctrico. Estas estrategias, que
promueven la diversificación de la matriz energética y el
uso de tecnologías limpias, refuerzan la relevancia del
modelo al alinearlo con objetivos nacionales que buscan
fortalecer la autosuficiencia energética y garantizar un
suministro confiable frente a variaciones en la
disponibilidad de la red.
El resto del artículo está estructurado como sigue: la
Sección 2 presenta el modelo de optimización propuesto
para dimensionar el sistema fotovoltaico con baterías en
entornos residenciales. En la Sección 3 se describe el
caso de estudio, y en la Sección 4 se realiza el análisis de
resultados. Finalmente, la Sección 5 presenta las
principales conclusiones.
2. MODELO DE OPTIMIZACIÓN
Para determinar el dimensionamiento óptimo de los
DERs en entornos residenciales y reducir la dependencia
de la infraestructura eléctrica centralizada, se propone un
modelo MILP. Este modelo permite seleccionar los
componentes clave, como el número de paneles
fotovoltaicos (FV), el sistema de almacenamiento en